La educación pasó muy de repente a la arena digital, un movimiento rápido y a la vez prolongado. Los papás empezaron a normalizar el exceso del uso de pantallas en el día a día, justificando que ante la situación mundial «millones de niños y jóvenes han quedado limitados a sus hogares y sus pantallas.
Para muchos, internet se convirtió rápidamente en la única forma de jugar, socializar y aprender». De por sí, antes de la pandemia ya teníamos un severo problema del mal uso de tecnologías en casa, esta nueva realidad causó un profundo agravamiento a la situación y lo estamos dejando pasar sin reflexionar y actuar ante los peligros que esto ha ocasionado.
«Si bien la tecnología y las soluciones digitales ofrecen oportunidades y beneficios considerables para que los niños sigan estudiando y se mantengan entretenidos y conectados, estas mismas herramientas pueden aumentar su exposición a numerosos riesgos. Incluso antes de la pandemia, la explotación sexual en internet, los contenidos dañinos, la desinformación y el ciberacoso ponían en peligro los derechos de los niños, así como su seguridad y su bienestar mental».
Mi objetivo en este artículo no es hablar de los peligros que hay al exponer a nuestros hijos al contenido que hay en internet, redes sociales, apps, videos, etc. sin la supervisión adecuada o en una edad donde no tienen la madurez. Quiero pensar que todos mis lectores son personas suficientemente inteligentes para darse cuenta de que darle un celular, tablet o una computadora a un niño sin supervisión, es lo mismo que darles una pistola cargada para jugar con ella, en cualquier momento va a jalar el gatillo, sólo es cuestión de tiempo para que suceda un accidente.
Mi objetivo es entonces explicarte los daños que podemos causar en nuestros hijos si no controlamos el uso de pantallas. También quiero decirte qué hacer para actuar ante esta problemática.